martes, 2 de junio de 2015

PINK LADY

Hice un pacto con Dios: él no entorpecería mi camino con sus piedras y yo no diría que no creo en su existencia... Aunque más bien hubiera sido mejor idea pactar con Cupido, ese pequeño niño gordo con alas y arco y flechas y te tortura con heridas de amor.
Me obligaban a casarme. Mis estúpidos padres me obligaban a ser partícipe de una estúpida boda con un estúpido medio hombre con el que para nada tenia algo que ver; y digo medio hombre porque tenía la mente de un niño a mi parecer, pero estaba bastante desarrollado.
Ese criajo aún tenía la edad del pavo y yo solía jurar por mi vida y a mi modo de verlo se notaba, que ya no jugaba con muñecas.
Sería la única forma de heredar el marquesado según dijo mi padre, y muy, muy a su pesar ya que tan sólo yo formaba su descendencia y para su desgracia no había sido varón. Aunque semejaba tener más coraje y valor que muchos de esos que se dicen llamar hombres.
Yo creía en el amor, creía en los sueños, en tener una gran casa con muchos niños, y muchos perros y también caballos y ganado, para no depender de nada ni nadie. ¡Ah! Y un huerto. Y todavía me barrunto si me encargaría yo misma de todo aquello o, por el contrario, si tendría servicio que se hiciese cargo.
Pero eso no sirve de nada, no sirve de nada soñar despierta si mi destino no fuera tan dichoso y lleno de gozo como el que suelo fantasear.
Y que Dios me perdone... pero ¿Qué es eso de llegar pura al matrimonio? "Jesús, María y José" blasfemo y me santiguo cada vez que lo pienso.
Ardo en calores cada vez que recuerdo algunas de las veces de las que mi cuerpo, mi alma y mi mente ha gozado del privilegio del pecado de las relaciones extra matrimoniales.
Todos los días, pasada pocos minutos la media noche saltaba por mi balcón hacia los jardines de palacio. 
Corría con mi vestido rosa arrastrando sus delicados bajos por la maleza mojada de rocío. No importaba si se ensuciaba. Mis pies se mojaban y se llenaban de barro, pues mis escarpines de frágil y delicado material no aguantaban los hierbajos y hojas que arañaban sin piedad.
Casi siempre solía quitármelos mientras corría. Era como en el tanto que trotas deshacerte de cada problema conforme más rápido vas, sentirte más libre de lo que algún día podrás lograr.
En esos momentos es cuando más ferviente me sentía y más deseaba la presencia de mi amado, mi amante, mi compañero de pensamientos. El hombre al que sí había aprendido a amar.
Que sus manos me acariciaran era como sentir la mejor seda que se pueda imaginar...Esas manos, castigadas por su guitarra, conseguían que tocase las nubes con las puntas de mis dedos.
Arrullaba mi cara, mi cuello, mis brazos y mis senos sin pudor alguno. Incluso suavemente arrullaba mis labios carnosos y mojados de su propia saliva, pues sabía que me gustaba en gordo.
Tocaba mi cuerpo como si el sol no volviese a salir y me decía al oído cosas escandalizantes pero hermosas al mismo tiempo. Me amaba, sabía que me amaba, al igual que yo a él...
Dentro de poco haría tres años de nuestro encuentros amorosos cerca del lago y no imaginamos que el momento de que nuestros caminos se separasen llegara tan pronto, como tampoco imaginamos que quedara encinta en ese preciso momento.
-Escapémonos.-me propuso.- Huyamos de tu padre. Empecemos una vida nueva juntos lejos de aquí.
No deseaba otra cosa con tanta fuerza como el cumplir sus palabras. Esa noche nos despedimos más pronto de lo normal, pues había que realizar los preparativos para el escape.
Al alba partimos en dos caballos que robé de las caballerizas de palacio y ese día, fue el primer día de mi vida, de mi felicidad.

lunes, 1 de junio de 2015

EL CIELO DE LOS PERROS

Bueno, a estas alturas que el dolor ha remitido un poco y ha sido anestesiado por el paso de los días y las horas, hoy voy a hacer terapia de choque. El dolor no lo ahoga ningún psicólogo, música, droga o comida, por lo menos para mí. Suelo calmarlo rabiando, la verdad. Lloro hasta sacar la rabia que llevo dentro, aunque nunca termino por concluir del todo esa labor, pues llevo años con la ponzoña dentro.
Dicen también que un buen abrazo ayuda, que un beso parece tener lidocaína, esa especie de anestésico que llevan algunas pastillas para el dolor de garganta.
Yo pienso que al dolor hay que enfrentarse en soledad, pues por muchos abrazos y esas cosas que los seres queridos te ofrezcan, mi tormento no va a pasar de mi pecho al suyo, no es contagioso.
Hasta aquí la introducción y ahora sí...
Hola Timmy,  ¿Cómo estás? ¿Estás bien? He de decirte que aún no nos ha llegado tu carta desde allí arriba, donde estás ahora, el sobre ese cerrado con un sello en forma de huella de momento no lo han echado en nuestro buzón, esperamos que llegue pronto porque estamos ansiosos por saber de tu bienestar entre nubes de algodón. Por cierto, ¿A qué huelen? Eres un rastreador nato, lo llevas en la sangre, seguro que ibas a mitad del camino y ya podías oler ese dulce y gélido aroma, que sólo de olerlo te imaginas una suave manta.
Hablando de mantas, el veterinario dejó que te llevases la tuya ¿No? Porque le dijimos que era tuya cuando te dejamos con él.
También tienes que saber que aquí todavía no nos hemos acostumbrado a que te hayas ido de viaje a tu nuevo hogar, hubiéramos preferido que te quedases aquí otros añitos más, como hasta ahora, y sabemos que tú también lo preferías, no te apures pequeño.
Suponemos que alguien estará cuidando de ti, esperamos que sepan que tú necesitas estar con compañía, la soledad la llevas mal porque no comes ni bebes cuando nadie está contigo.
¿Has visto a los yayos? ¿Y al abuelo? Les he pedido que te cuiden, ya que no pueden estar contigo todo el rato porque son lugares distintos, a ver si podéis pasar un ratito juntos cada día.
Te sigues acordando de ellos ¿ A que sí? Te querían mucho bebé, aunque el yayo lo disimulase.
Seguro que tienes un poquito de frío. ¡Menos mal que al final te fuiste sin cortarte el pelo! ¡Qué bien te habrá venido!
Haz amiguitos, ¿Eh? No te pongas cabezón e intentes ser el más fuerte, sobre todo con los perros grandes, no les ladres como solías hacer, que la mamá no está ahí arriba para que después te escondas detrás de su pierna ¿Vale? Primero hazte amigo de los cachorros y luego ya de los más mayores, pero no te vayas con los que son de gran tamaño que te persiguen y corren más que tú, acuérdate que estás gordito y seguro que te alcanzan.
¡Ah! Y ya sabes lo que dijo JuanFran, tu veterinario, tienes que hacer dieta, necesitas bajar de peso cariño, aunque te cueste. Ya sé que disfrutas mucho comiendo nuestra comida pero es mejor para tí, ya lo verás.
Te nos fuiste de repente y esa es la peor despedida, aunque estuviste acogido en tu partida por los cuatro, tu papá, tu mamá y tus dos hermanas.
Odio bajar y que en la rinconera no estén tus dos ojos almendrados, grandes y bonitos. Te quiero muchísimo mi pequeño. Te juro que eras, eres y serás siempre lo más lindo del mundo.
Eras amor en estado puro y quien no quiera entenderlo es una pena, pues tu corazón era lo más preciado y precioso de esta casa.
Que te amo mi bolita de pelo, y que espero veles por nosotros juntos a los yayos y el abuelo desde ahí arriba, tu nuevo hogar, EL CIELO DE LOS PERROS.

lunes, 20 de abril de 2015

Alguien

Muchas personas creen ser diferentes. Realmente todas los somos, toda persona es única e irreemplazable y eso nos hace diferentes. ¿Pero esa diferencia es real? Es decir, sí es cierto que toda persona tiene algo que aportar distinto a lo que aportaría otra ¿No? pero hay gente demasiado entregada a los prototipos sociales, a gustar sin precedentes, por encima de todo, aunque sean como no quieren ser sólo por complacer los ideales de una sociedad errónea.
Dicen ser especiales aún siguiendo un camino que no es el suyo, un camino que le imponen, aún siendo perros de la sociedad dicen ser especiales.
Eso no es ser especial, especial es saber lo que quieres sin que nadie cambie tu visión del destino que quieres sufrir o gozar. Alguien que ame sin miedo a que le rompan por dentro, que corra por las calles dándole igual que la gente piense que su cabeza está desequilibrada, que chille, que llore, que ría sin vergüenza, pues lo más lindo y puro del ser humano, lo que nos diferencia de los animales es que podemos expresar lo que nuestro corazón siente en cada momento.
Alguien que no se conforme, que luche por lo que quiere, alguien que no se deje llevar por las opiniones de los demás y tenga la suya propia, aunque la conciban como equivocada; alguien que quiera hacer algo, por mínimo que sea, para cambiar el mundo; alguien que consiga ser el mundo de otra persona, que sea buen amante, que consiga erizar la piel de su pareja con sólo una mirada, que su alma sea tan pura como su risa, que la locura sea su fiel amiga, que nunca pierda el niño que todos hemos sido, que sueñe y cumpla sus sueños sin impedimentos, que sea feliz aunque la vida no le deje.
Alguien que sea tan fiel a sí mismo que a veces provoque náuseas, inteligente y pícaro, pero humilde y bondadoso. Alguien que saque su demonio y no le dé miedo. Alguien libre.