miércoles, 25 de septiembre de 2013

El placer tachado como prohibición

"Se sintió realmente muy afortunada por tenerle. Era el amor de su vida.
La besó dulcemente. Ese beso fue aumentando su fuerza por momentos y arrebatándoles la ropa por el camino hacia la habitación mientras le mordisqueaba el cuello y le acariciaba la espalda. La acarició como hacía tiempo que no lo hacía y mientras le obsequiaba con besos mojados se sentó encima de él mientras yacía tumbado boca arriba hasta que le sintió dentro de sí.

Él, facilitando su movimiento, la agarraba de la cintura y las piernas mientras su lengua saboreaba sus labios. Sintió que podía volar y mientras, mirando al techo acompañada de la sensación de su miembro y sus besos en el cuello, imploraba más placer del que sentía para sus adentros, entre jadeos pasionales, concibió el amor que sentía por él como infinito y maravilloso".

Fragmento de algo que escribí hace tiempo, situación prohibida, restringida, juzgada y anulada en esta sociedad retrógrada al igual que en muchas otras donde queda mejor a plena luz del día visualizar un arma que una demostración de amor como podría ser ese momento. Felicidades señores, esto es el progreso, sigan votando a derechas.

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